lunes, enero 30, 2006

Simplemente...

Una vez, mientras aplicabla una limpiadora de vapor a la moqueta de la facultad, descubrió que la sensación de la máquina que zumbaba y vibraba en sus manos y de la franja de alfombra limpia que creaba le resultaba casi hipnóticamente agradable. Era como si, en la nueva simplicidad de este mundo, pudiera dejar atrás quien había sido. Era una situación extrañamente satisfactoria,...

Por la noche, sentado solo en la penumbra de su habitación alquilada mientras una única lámpara de mesa recortaba las sombras, se preguntó si podría dejar todo atrás. Abandonar cualquier conexión emocional con el pasado y lo que había ocurrido, y convertirse en un hombre de sencillez absoluta. Vivir de sueldo en sueldo. Obtener placer de la rutina básica. Redefinirse.


El Psicoanalista, John Katzenbach